<<Cada profesor le da
así a su enseñanza una
coloración que le es personal: esa es su
riqueza. Su enseñanza es de alguna manera
una expresión de sí mismo. Dicho de
otra manera, un profesor no solamente habla de
matemáticas (por ejemplo) con un alumno. El
habla. O sea que en todo enunciado de
matemáticas propuesto en clase, él
está presente, comunica algo de sí
mismo. Por su tono, por el momento en que elige
aportar tal información matemática
(demasiado temprano, demasiado tarde, en el momento
deseado por el alumno...), por la elección
del método propuesto (fácil,
difícil...), por el lugar hacia el cual
lleva su atención (el resultado del
ejercicio, el rigor del razonamiento, la escritura,
la presentación gráfica,...), por el
clima que contribuye a imponer en la clase (serio,
de juego, drama permanente...), el profesor
comunica con el alumno en el nivel de su
imaginario, es decir al nivel de sus propias
fantasías proyectadas sobre las
matemáticas, de sus deseos de utilizar ese
objeto para un objetivo u otro; y es finalmente
esta representación la que influye en el
alumno.
Sin embargo, este tampoco
permanece neutro. Como el profesor, él tiene
su propia representación; por tanto, es
llevado a entrar en resonancia o a oponerse
espontáneamente, y lo más a menudo
inconscientemente, a la representación del
profesor. Comunica a su vez algo de sí
mismo: sus deseos (de amor, de estima, de
éxito, ...o a veces de fracaso), sus miedos,
sus soluciones privilegiadas para ajustarse a lo
real (negándolo, por ejemplo: el alumno que
ve un signo + (más) en el lugar de un signo
- (menos) porque esto le permite una
simplificación en un cálculo;
evitando lo real cuando no entrega una tarea,
buscando dominarlo aprendiéndolo de memoria,
etc). Es en esta comunicación mutua a
través de la disciplina donde se encuentra
en gran parte lo que constituye el motor del
investimiento del alumno, y por tanto en cierta
medida su éxito o su fracaso en esta
materia.
Es también la
atención dada a esta comunicación
alumno-profesor, por intermedio de la disciplina,
la que permite comprender por qué ciertos
alumnos tienen éxito un año con tal
profesor y tienen dificultades el año
siguiente con otro en la misma
disciplina.
Así, la
«representación» que un profesor
tiene de su disciplina va a encontrarse ligada a su
manera de entrar en relación con sus
alumnos. Un profesor de gimnasia para quien esta
relación es ante todo «dominio del
cuerpo» no hará la misma gimnasia que
un
profesor adepto a la
«antigimnasia», para quien se trata ante
todo de «liberación del
cuerpo».
Estos dos profesores no
tendrán tampoco la misma relación con
sus alumnos.
La representación que
tiene cada uno de la gimnasia, se inscribe
seguramente en su historia personal y «su
gimnasia» es necesaria a su propio equilibrio.
Me parece por lo tanto importante conocer y
estudiar estas diferentes representaciones,
así como buscar los efectos que tienen sobre
los alumnos en cada una de las disciplinas.
Naturalmente, he estudiado particularmente las
diferentes representaciones de los profesores de
matemáticas pero abordaré igual-mente
las que se encuentran en otras disciplinas.>>
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